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Mi nombre es Rubén Capria, fui futbolista profesional, jugué 18 años en primera división. Siempre fue mi enorme vocación ser futbolista. Es como que el deportista en Argentina, especialmente el futbolista, es como un embajador social. Vos representas a un montón de gente que no pudo jugar. El paso por el deporte es un paso de, insisto, de capitalización humana. En el fútbol todo el tiempo dicen, hay que ganar, sí, ya sé que hay que ganar. Es una obviedad que todos jugamos a ganar. El tema es cómo. Al fin de cuentas lo que importa es la nobleza de los recursos utilizados.
Ese día, para mí, fue el día donde yo, todo el esfuerzo que hice de jovencito y de chico para jugar al fútbol, me lo pagó ese partido. Y fue la única vez en mi carrera de 520 partidos que hice tres goles. Se me alinearon los planetas y me salió todo lo que soñé toda la vida. Porque aparte la victoria le da valor a los quilates del rival. Teniendo a Maradona en frente, teniendo a un equipo de boca, la Bombonera, que es un estadio emblemático de una presión que se siente que se mueve. Cuando hago el gol se hace un silencio tremendo en el estadio. Y ahí escucho recién el grito de la gente de Racing.
Pero esos dos segundos es el poder que tenés vos como futbolista de callar un estadio. No por mí, no es que digo, ay, yo lo tengo. No, no, el poder que tiene el deporte. Casi todo el mundo ve cuando estás arriba. Nadie sabe que yo desde mi pueblo, para venir a entrenar a Estudiantes de la Plata con 13 años, me tomaba un micro, dos horas y media entrenaba, me tomaba un micro dos horas y media a mi pueblo de vuelta y a las cinco de la tarde tenía que ir a la escuela secundaria. Eso lo hacía yo porque tenía ansias de jugar al fútbol. Y eso fue silencioso. Muchos deportistas hacemos eso.
Lo importante es que vos le das valor a eso después cuando llegaste al objetivo que vos soñabas. Y el tema está en el soñar. Cuando terminó el fútbol dije, uy, se me terminó la vida. No, no se me terminó la vida. Cambió mi manera de vivir, cambiaron mis prioridades, cambiaron mis objetivos. Y siempre uno puede dar vuelta a la página y hacer cosas que le agraden y le den satisfacción. Que no es fácil, por supuesto que no es fácil el camino. Está lleno de espinas. Y a partir de ahí es dar vuelta a la página y empezar nuevamente con otra historia. Y nada tiene la adrenalina ni nada te llena como te llena el fondo.
Y que a veces se confunde el ego con el amor propio. El amor propio para mí es silencioso. Es esa confianza que vos te tenés que tener en vos, en tu estructura. Confío internamente. Yo sé que puedo, pero no ando gritando que puedo. La personalidad en el fútbol, o en la vida, o en un emprendedor, está en asumir el reto de. . . No querés equivocarte, no hagas nada. Aunque el resultado no sea el esperarte. Dar vos lo mejor que podés, prepararte lo mejor que podés. Pero estar en línea con lo que pensás, lo que hacés y lo que decís. Siempre creo que tenemos algo mejor por venir.
Y creo que lo bueno está por venir, como una frase esperanzadora. Lo bueno está por venir. Subtítulos realizados por la comunidad de Amara. org.